Un río de contrastes
La pasada Pascua tuvimos el placer de ver el río Linares como hacia meses que no se veía. Lleno de agua, fuerza, corriente, claridad, ruido, en definitiva de vida.
Una estampa que no siempre podemos ver y disfrutar. El verano fue muy seco, dejando el río sin una gota de agua, sin ninguna pequeña cantidad en alguna parte del río, convirtiéndose así en parte del terreno con piedras, musgo seco y unas pequeñas hojas que anticipaban el otoño. La estampa era desoladora y preocupante.
El otoño empezó seco y sin muchas alegrías. La falta de agua, de lluvias suaves pero penetrantes hicieron que no pudiéramos disfrutar de nuestro querido robellón.
El invierno aun no había llegado cuando aparecieron las primeras nevadas, que se fueron repitiendo a lo largo del invierno, creando una ilusión de ver a nuestro río lleno de agua. Pero fue definitivamente el pasado 28 de febrero cuando con la gran nevada, que dejo las calles del Vispal de un manto blanco, sabíamos que algo iba a cambiar, que esos copos blancos, que en algún momento hasta nos jugaron una mala pasada, cuando se derritieran nos darían una alegría que otra. Solo hacia falta esperar un poco y ver los resultados.
Llegó Pascua y todo cambio. Una Pascua especial, con sol, buenas temperaturas, todo un escenario preparado para disfrutar de un paseo y escuchar la corriente del río, ver la cantidad de agua que bajaba haciendo incluso pequeños saltos, era imposible no disfrutar de esa imagen tan dispar a la que nos encontramos en verano.
En nuestra cuenta de flickr os muestro algunas imágenes del río en las que se puede ver el contraste entre el aspecto que presentaba el pasado verano y el actual.
Ahora solo falta esperar una primavera llena de color, luz y alegría.